martes, 25 de marzo de 2014

Persecución despiadada a otro modelo productivo

Walter Castro: "Hay un hombre muy poderoso que quiere aplastarnos"

Por Emiliano Galli | LA NACIÓN

MAR DEL PLATA.- La sede del Sindicato de la Actividad Naval de Mar del Plata (Sanam) no ostenta poder sindical. Walter Castro, el secretario general del gremio -un desprendimiento del SAON- y dos de sus colaboradores, son los únicos presentes en el modesto local de la Av. Juan B. Justo 330. Castro es también uno de los socios del Astillero Unión, uno de los permisionarios del Consorcio Portuario Regional de Mar del Plata desde julio de 2013. Desde entonces, su vida y la de los trabajadores del astillero es un calvario político. Martín Vinart, anterior dueño del astillero, se reunió un día con los trabajadores y les dijo que la situación no daba para más, que entraría en concurso preventivo de crisis y que tenía que echar a los 50 trabajadores. Castro, con otros trabajadores, le pidió que no lo hiciera. "Le dijimos que nos hacíamos cargo, que íbamos a salir a buscar trabajo. Nos propuso que nos quedemos con el astillero a cambio del pasivo con empresas pesqueras y la AFIP. Dijimos que sí, y pusimos como condición la resolución del permiso de uso, porque la cesión de la empresa se hizo el 1° de julio de 2013 y el permiso de uso había vencido el 13 de marzo de 2013. Vinart nos dijo que estaba todo presentado en el Consorcio para renovar el permiso. El Consorcio todavía no se había expedido: tenía el seguro de caución y siguió cobrándonos el canon. A partir de ahí empiezan los problemas. Primero nos desconocen como dueños. Después nos mandan una resolución que nos impedía trabajar porque era inminente la resolución de desalojo. Deliberadamente, sin orden de desalojo, dejan de facturarnos el canon, licitan nuestro predio, nos hacen la vida imposible", destacó Castro en diálogo con LA NACION.

Día de la Memoria

Marchan por los obreros navales de Astarsa en el año del juicio
La emblemática marcha por el Canal de San Fernando, en la provincia de Buenos Aires, que se realiza cada aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, reivindicó frente a los portones de lo que fue el astillero Astarsa la lucha de los obreros navales desaparecidos por la dictadura, a pocos días de comenzar "el juicio de los obreros" en la Causa Campo de Mayo.

Con los característicos cascos amarillos, gran cantidad de vecinos y de jóvenes de distintas organizaciones políticas partieron desde la plaza del Canal de San Fernando y por la avenida Cazón se dirigieron hasta el lugar donde hace 38 años irrumpió el primer operativo represivo en el Astillero.

La intervención militar causó la desaparición de 11 obreros del astillero Astarsa la madrugada del 24 de marzo, apenas asumida la junta militar encabezada por el ex dictador Jorge Rafael Videla.