viernes, 1 de mayo de 2015

Baja en construcción de barcazas

De las inversiones a full al ajuste, la industria naval en jaque

Los más de 700 trabajadores que empleaba el rubro en Santa Fe hasta hace dos años, hoy llegan apenas a 400. Ultrapetrol (de Alvear), el astillero más grande, afectado con fuerte merma en la carga de trabajo.

El sector de la industria naval que se dedica a la construcción y reparación de barcazas y remolcadores, atraviesa tiempos de crisis. Los más de 700 trabajadores que empleaba el rubro en la provincia de Santa Fe hasta hace dos años, hoy llegan apenas a 400. Y según un informe de la Cámara Santafesina de la Industria Naval (Casin), la capacidad ociosa del sector llega al 80%. Tal es así, que Ultrapetrol (de Alvear), uno de los más importantes astilleros de la Argentina dedicado a la fabricación de barcazas en serie, afronta una realidad difícil con mucha limitación de capacidad productiva, y pérdida de fuentes de trabajo. 

La falta de competitividad con respecto a la producción de países limítrofes, la fuerte presión fiscal del Estado, la dificultad del acceso al crédito y el alto costo laboral de mano de obra especializada; afectaron en gran medida a la dinámica productiva de los astilleros de la región. Como contrapartida, países como Paraguay han visto crecer su industria naval en los últimos años, apalancada por políticas impositivas favorables y menores costos de producción. "Construir un remolcador o una barcaza en Paraguay es más barato que hacerlo en Argentina, fundamentalmente porque los impuestos son más bajos. Por ejemplo, mientras en nuestro país, el costo laboral es de 70%, en Paraguay es del 35%", explica Miguel Angel Álvarez, presidente de la Cámara Santafesina de la Industria Naval (Casin).

El caso del astillero Ultapetrol de Alvear, que fabrica y exporta remolcadores y plataformas fluviales, bien vale de muestra de lo que ocurre en el sector. De ser un emprendimiento privado modelo en América Latina, que demandó un desembolso de más de u$s 50 M para su inauguración en 2009, y alcanzar una producción récord con 2 barcazas botadas por semana; a atravesar al día de hoy una situación compleja debido a la falta de competividad. Entre los problemas que juegan en contra de la actividad, voces del sector apuntan a la llamada “obligación aduanera de importación temporaria”, una medida que impone un costo adicional a la reparación a las embarcaciones que transitan la Hidrovía Paraguay-Paraná. "El 90% de las barcazas que navegan la hidrovía son de bandera paraguaya y boliviana, y el impuesto a la reparación frena el trabajo de los astilleros locales", apunta Álvarez.

Al interior del sector preocupa -y mucho- el avance que experimenta el país vecino en la construcción de astilleros para construcción y reparación de barcazas. De hecho, mientras hasta hace algunos años, en Paraguay sólo operaban 3 astilleros, en la actualidad ya son 13, uno de ellos alemán y otro asiático. "Hay que tomar medidas urgentes para frenar la pérdida de fuentes de trabajo. Paraguay tiene beneficios tributarios, financiamiento del Estado y en Argentina hace falta una política naval eficiente", describe Álvarez. 

Actualmente hay 20 astilleros en el país pero son pocos los que trabajan a buen ritmo: el de Campana, que está construyendo 6 barcazas, y el de Mar del Plata, que se dedica a las remolcadoras y buque de pescas. El resto, sufre serios problemas

Fuente PuntoBIZ