A los 86 años falleció ayer el ingeniero naval y contralmirante (R) Antonio Marín, un estudioso de firme personalidad que presidió la Academia Nacional de Ingeniería por casi tres décadas, desde que se inició en 1970 como iniciativa del Centro Argentino de Ingenieros hasta su muerte.
Intervino en la construcción del rompehielos General San Martín y de las fragatas Azopardo y Piedra Buena; en la modernización de la motonave Libertad; en la creación de Astilleros y Fábricas Navales del Estado (AFNE) y en la habilitación de los astilleros de Río Santiago.
Presidió la Federación Argentina de la Industria Naval. Sostenía que “no se podrá decir que nuestra marina mercante es realmente argentina si no posee el complemento de una industria naval acorde con aquélla”. Para él, debían confluir el interés estatal y el empuje privado. “Entre las fuerzas maravillosas de la democracia está la iniciativa privada”, señaló en 1966.
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