viernes, 1 de marzo de 2013

Dragado: El nefasto negocio de importar servicios

OPINION

Tragicómico, el portal 0223.com.ar pregunta a modo retórico sobre el futuro del puerto de Mar del Plata teniendo en cuenta el fallido llamado a licitación para el dragado. 

A diferencia de la exitosa adjudicación en Bahía Blanca donde se iniciaran obras en abril por 53 millones de dólares a manos de la UTE Boskalis (Holanda) y la Compañía Sudamericana de Dragado SA (Jan de Nul-Bélgica), el pliego de adjudicación por 60 millones de dólares entró en un compás de espera hasta resolver “inconsistencias” en el contrato. 

Por otro lado, se ve claramente que el aprovechamiento del extenso litoral marítimo y fluvial requiere de inversiones que no van al ritmo de crecimiento de la demanda. Tanto los informes de la AFIP como los principales actores del mercado del trasporte reclaman la necesidad de mejores vías de navegación como de medios de trasporte para realizarlo. 


El dilema es simple, entramos a un cuello de botella, donde a mayor producción no hay medios para su adecuado trasporte y no se fomenta la fabricación de medios nacionales para hacerlo. La balanza comercial arroja un crecimiento sostenido pero somos importadores de servicios millonarios para hacer frente a un mantenimiento previsible y esencial para ese crecimiento. 


Parece que a lo largo del país, se enciende la misma señal de alarma. A la hora de encarar grandes volúmenes de dragado, hay que erogar millonarios fondos públicos para contratar maquinaria y mano de obra extranjera. Ademas a la hora de exportar se hace en buques de fabricación extranjera. Desde Formosa, pasando por Barranqueras, Canal Martín García, Mar del Plata, Bahía Blanca o Río Negro la infraestructura de dragado y trasporte nos coloca en posición de buenos clientes para pagar servicios que pueden ser solucionados con capitales nacionales. 


La mecánica es una sola, ante la necesidad, que surge del crecimiento pero también de las políticas de desidia, se contratan a empresas extranjeras a través de filiales locales, perjudicando la balanza comercial sobre las manufacturas por no encarar proyectos a largo plazo sobre la vapuleada industria naval. 

La acertada política de sustitución de las importaciones parece aplicar diferentes criterios cuando se trata de bienes o de servicios. Un dólar pagado al exterior por un zapato que se puede hacer acá vale lo mismo que un dólar que draga un metro de arena que se puede mover con herramientas locales. Sin embargo todos los esfuerzos hacen hincapié sobre los bienes manufacturados, descuidando alegremente el área servicios cuando se trata de adquirirlos en licitaciones internacionales. Por otra parte, el criterio proteccionista aplicado al extremo y de mal modo hoy entorpece la competitividad del mercado de las reparaciones navales. Golpe por partida doble al sector.
Cuál es la cuestión, obviamente no contamos con las herramientas para dragar grandes volúmenes pero tampoco nunca las vamos a tener si estamos más de un año esperando a juntar los fondos y mientras tanto no promovemos la generación de infraestructura. A la hora de abrir los pliegos, nos encontramos que es mejor esperar que una draga holandesa termine de trabajar en el Mar Negro para ver si ganan dos o tres concesiones por estas latitudes y nos bajan los costos de traslado. Error. 

Asi No! funcionarios y legisladores! Está bien dragar, es necesario y urgente pero fíjense de ser criteriosos y coherentes con el modelo. La Argentina crece como corresponde. Cuida la balanza comercial, sustituye importaciones y vuelca grandes esfuerzos para distribuir la riqueza atendiendo a los excluidos y rezagados en la carrera por la prosperidad. Pero siempre aparecen esos "segundas lineas" con fabulosas ideas que mas vale dejarlas ahí nomas. Innovemos un poquito, una vez que alguien diga "Se me cayo una idea:con lo que sale un contratito de estos reparamos todas las dragas que hay tiradas en el país  o mejor aún  juntemos las universidades tecnológicas y las universidades nacionales y diagramemos un proyecto integral de trasporte marítimo-fluvial y seguramente sobra bastante como para fabricar una moderna draga de corte, una pieza en cada astillero y taller ocioso". Mucho pedir.


Como nos preparamos para seguir creciendo?. Ademas de sustituir autopartes y armazones de corpiños deberíamos sustituir la importación de servicios por el impulso a nuevas empresas que se quieran diversificar hacia los nichos que hoy explotan empresas extranjeras. Y no entiendan mal, esto no es para salir corriendo a comprar dragas a China, es para generar el marco mínimo para que si un loco quiere invertir en el área, la pueda fabricar acá. Si tomamos ese camino vamos a transitar un camino mas duradero, la sustitución de los planes sociales por la creación de fuentes de trabajo que generará riquezas y previsibilidad al crecimiento de la Nación. 


En esta competencia feroz, donde las leyes que protegen los intereses de un país emergente como el nuestro, son fácilmente sorteadas con estratagemas evidentes y simples, donde es mas importante anunciar que construir a largo plazo, con un marco legal entreguista heredado de épocas coloniales, hay que revisar las políticas cambiarias que dejan en desventaja a muchos y defenderse de mecanismos antieconómicos como el dumping y la fuga de capitales. 


En la Argentina hay una oportunidad de negocios y esta siendo aprovechada por manos extranjeras. Mientras tanto funcionarios de turno y sectores afectados son tristes espectadores como si no habría nada por hacer. Favorecer una marina mercante de fabricación nacional, invertir en estructuras portuarias y herramientas de dragado consumiendo algo de toda esa materia prima que se exporta a granel, es tan importante como mantener ese ritmo sostenido de crecimiento en las exportaciones. La participación de todo el espectro de esta industria buscando nuevos caminos para  impulsar un crecimiento integral de la cadena productiva es el único camino lógico a seguir. 


Solo queda: Instalar el debate.

Cesar Briatore


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